Sunday, February 05, 2006

Avner

Ayer hablaba de una pelicula que me impresionó de forma algo intensa. Mi abuelo tiene 88 años, vivió la guerra civil del lado republicano y paso cierto tiempo en la carcel por la guerra. Esta bastante lucido, supongo, que gracias a los genes de sus padres, y a su fortaleza fisica. Sus ideas, en todo caso, son algo inalterables, y no suele cambiar de idea una vez puesto a ello. Comentando algo del conflicto arabe israeli con el, me comentó "la sangre siempre llama a más sangre". La pelicula, una obra estupenda de Spielberg da muestras de, hasta que punto esto es cierto.

El perdon, si, este concepto tan manido en nuestra sociedad, y base, para quien no se acuerde, del cristianismo, es algo mucho más necesario de lo que la gente se cree. Avner, lo aprende, el protagonista judio de esta pelicula, cuando, de ser victima, pasa a ser asesino, y luego vistima otra vez. Lo aprenden los palestinos, cuando ven muertos a sus lideres, a sus mujeres, o a sus hijos. LO entienden los israelies, que buscan sobrevivir a pesar del odio de muchos. El espectador tambien lo aprende, creo, y espero que lo aprenda.

Avner es un personaje muy interesante, por que expresa dudas morales, y cariño insolito, en un asesino. Habla, en un momento determinado, con uno de los hombres que , al parecer, mandaron asesinar a los atletas israelies..y por un momento se sonrien ambos de forma sincera, compartiendo un extraño momento de intimidad.

Luego su homologo palestino, Ali, y su conversación sobre el conflicto, donde un israeli, que no tenia tierra y ahora la tiene, se enfrenta a un palestino, que tenia tierra y ya no la posee. Hablando de campos de refugiados, y del concepto de patria. Ali, el palestino, le espeta "vosotros los europeos, hablais sobre revoluciones, sobre la necesidad de nacion, pero al final, teneis un hogar donde volver..yo no tengo patria, y necesito una". La conversación toma un giro distinto, al realizarla con su jefe del Mossad.."la guerra seguirá, hasta que venzamos", le dice a un Avner envejecido e incredulo, un viejo zorro de la guerra arabe israeli. Luego..bueno, todos sabemos lo que vino después..atentados en Euopa, en America, guerras preventivas, muertos, embargos crueles..muertos por doquier.

No me retracto, el terrorismo es salvaje.. pero hay muchos tipos de terroristas, e igual de infames son los que matan con una bomba en nombre de Ala, sin pararse a preguntar por que, o a quein daña su bomba, sino a gente que al igual que el vive en el miedo, como a los politicos, que con sus diatribas y sus grandes discursos llevan a niños, jovenes y adultos a odiarse entre ellos. A disparar a aquellos que son iguales que tu, por que, piel sobre piel, y mirada sobre mirada, el Dios musulman es identico al Dios judio, vengadores, y sedientos de sacrificios. Parecidos tal vez a esos dioses antiguos, que exigian sacrificios humanos.

Nuestros dioses de ahora, el americano, el judio, el musulmna, pecan del exceso de fuerza de sus pueblos, o del exceso de pobreza de los mismos. ¿seguirían estos pueblos cumpliendo los preceptos de sus dioses si su situacion fuera distinta?, si los israelies vivieran pacificamente con los palestinos, si los iranies, libaneses, sirios, vivieran sin miedo a pobreza y persecucion religiosa, si los americanos se preocuparan mas por su politica interna y mejoraran sus vidas..quien sabe. Pero la muerte de un ser humano trae mucho dolor, imaginemos la de miles de ellos en nombre de un Dios, ¿que Dios querría eso?..y si lo quiere,¿ quien puede seguir a ese Dios?.

6 comments:

Portobello said...

El terrorismo es siempre injusto incluso cuando no queda otro remedio que utilizarlo, cuando algunos pueblos están tan desesperados que van de cabeza a él. Y muchos tipos de terrorismo hay, el legitimamente aceptado por el Estado no es menos terrorismo por ser utilizado por los poderosos. Además, es como la prostitución, una táctica muy vieja, tanto como el hombre, artífice e ideólog del mismo.

Anonymous said...

Hola doc, encantada de visitar tu blog.

Respecto a lo que me preguntabas sobre el inmortal, no es Melmoth, es un libro de Simone de Beauvoir, que se llama justamente así creo, "El inmortal". Estaba publicado en Alianza, quiero recordar. Haré una búsqueda por ahí para darte la referencia exacta.

Saludos, seguiré visitandote!!

Anonymous said...

La intrransigencia y el fanatismo de cualquie tipo nos llevan a situaciones no reversibles y de un coste social, moral y personal demasiado elevado para todos.

Anonymous said...

La situacion en la que estamos la hemos creado nosotros mismos creyendonos los amos del mundo, los occidentales. Viviendo a costa de los paises pobres, estos se empobrecen mas y se aferran a un clavo ardiendo, por supuesto, la religion. Opio, puero opio para olvidarse de su propia pobreza y abandonarse a pensar en un Dios que les salvara. Esto desemboca en fanatismo y en todo lo que vemos.
Po su parte en el primer mundo seguimos explotando y exigiendo el fin del terrorismo...muy bonito. ¡¡Todo al rojo señores!! Como en la ruleta. Si en vez de exigir paz la construyeran con un mundo sin hambre, sin pobreza, con los principios basicos cubiertos veriamos como los pueblos se dejan de fanatismos.
Creo q en el primer mundo estamos igual de analfabetizados en este sentido. Hace falta mas empatia y no ver siempre lo que se quiere ver ,desde el piso de arriba.(hemisf. Norte)

Portobello said...

Doc, a mi me fascinó también esa película, y si te interesa hay un comentario en el nuevo blog de cine www.mosaicoss.blogspot.com

Anonymous said...

El terrorismo siempre ha sido la lucha de David contra Goliath, pequeño comparado con una guerra pero con precisión de sembrar terror, lo mismo que la piedra que mató al gran guerrero.
No es una película, la realidad es mucho peor, investiguen quiénes son lo sionistas, detrás de que economía se esconden y controlan, investiguen lo que ellos quieren y después es posible que ustedes mismos quieran ambiar de bando. Escudriñen quiénes comenzaron matando palestinos (IRGUM), el que odio siembra, odio recoge. Todo para preparar el camino al mesías, ese liberador político al cual todas las naciones se le arrodillaran. (Isaías)